Arqº Roel G. Huayascachi Lliuyacc
Sobre el tema se han dicho muchas cosas y estoy seguro que habrá más discusiones al respecto. Sin embargo en mi búsqueda por entender esto de la identidad (termino que ha sido manoseado en sobremanera) más aun en la arquitectura pretendo de la manera más sencilla explicarme en qué consiste y cuál es el sentido con el que se debe asimilar dicho termino. Como diría Luis Barragán “…no siempre citaré las fuentes de donde los he tomado, porque en gran parte no las recuerdo. Muchos son conceptos personales, o que, a fuerza de convivir con ellos, los he creído personales...”
Tomo a la identidad como “ser uno mismo, reflejar lo que uno es, mostrarse tal y como uno es”… que sin embargo no es una cuestión innata. Es un proceso en permanente construcción a través del cual los individuos se identifican con determinadas ideas y patrones de comportamiento (Miller en Buxó, 1991).
“La identidad es una construcción social que se fundamenta en la diferencia, en los procesos de alteridad o de diferenciación simbólica. Y la imagen de la identidad se conforma desde la percepción interior y desde la visión exterior. Por una parte está el cómo nos vemos y por otra, el cómo nos perciben. Cuando hablamos de identidad nos referimos, no a una especie de alma o esencia con la que nacemos, no a un conjunto de disposiciones internas que permanecen fundamentalmente iguales durante toda la vida, independientemente del medio social donde la persona se encuentre, sino a un proceso de construcción en la que los individuos se van definiendo a sí mismos en estrecha interacción simbólica con otras personas“. (Alberto Hurtado/Chile).
Pasa de forma similar en la arquitectura, es pues, esta resultado de una voluntad y expresión social, tiene su lenguaje semiótico, y como tal comunica…., la identidad en la arquitectura se refiere a un profundo respeto por el contexto no solo como un hecho objetivo sino también subjetivo como dice Enrique Browne. “La identidad es pues la simbiosis entre el espíritu de la época con el espíritu del lugar”.
Galician Museum of Art. Alvaro Siza.
Comparto lo que dice Javier Arévalo “la identidad es resultado de un hecho objetivo (el determinante geográfico-espacial, los datos históricos, las específicas condiciones socioeconómicas) y una construcción de naturaleza subjetiva (la dimensión metafísica de los sentimientos y los afectos, la propia experiencia vivencial, la conciencia de pertenencia a un universo local o de otro nivel de integración sociocultural, la tradición, el capital cultural y la específica topografía mental que representan rituales, símbolos y valores). La identidad refiere un sistema cultural (tradición y patrimonio) de referencia y apunta a un sentimiento de pertenencia. Es decir la identidad se fundamenta en una construcción real y en una construcción ideológica.”
En la medida que sepamos y podamos entender lo expresado la afirmación de nuestra identidad nacional y la afirmación de nuestra personalidad como modeladores de la sociedad y en la nuestra propia cobrara mayor vigencia (Arqº Máximo Orellana IITAA).
No está demás distinguir 03 posiciones teóricas diferentes sobre la identidad nacional. Por un lado está el constructivismo, derivado del postestructuralismo, concibe la identidad nacional como construida “desde arriba”, en la esfera pública, y descuida las formas discursivas y prácticas populares y privadas. El esencialismo, al considerar la identidad como una esencia inmutable, descuida la historia y el hecho de que la identidad va cambiando.
De allí que yo me ubico en la tercera concepción denominado histórico estructural. Por una parte piensa en la identidad cultural como algo que está en permanente construcción y reconstrucción dentro de nuevos contextos y situaciones históricas, como algo de lo cual nunca puede afirmarse que está finalmente resuelto o constituido definitivamente como un conjunto fijo de cualidades, valores y experiencias comunes.
También mira hacia el futuro y concibe la identidad como un proyecto. La pregunta por la identidad no sólo es entonces ¿qué somos?, sino también ¿qué queremos ser? Tal como Habermas argumenta, “la identidad no es algo ya dado, sino también, y simultáneamente, nuestro propio proyecto.”
“La identidad refleja la esencia de un pueblo o comunidad humana, y se nos manifiesta con un carácter genuino, mixto, único o múltiple. Es obvio que rara vez se encuentra en estado puro, como consecuencia de las antedichas interrelaciones históricas, pero en todo caso debe responder a un criterio de autenticidad”. (María Rosa Suárez).
Como modeladores de la sociedad en cuanto seamos capaces de abstraer los hechos objetivos y los subjetivos que componen la identidad de un lugar, estaremos haciendo una arquitectura autentica sin caer a una ramplonería nacionalista y folklórica, interpretar las formas de pensar, la topografía mental, las condicionantes historias, código del tiempo y el código del determinante físico espacial…etc. que no necesariamente consista en la mimetización o agigantamiento de patrones o cánones establecidos, sino también busque mas minuciosamente lo intangible. Para que la arquitectura no resulte indiferente, neutral si es que ese no es el objetivo, porque la arquitectura debe ser o no ser nada a tibias.
SUCURSAL CONSORCIO – CONCEPCION (2003-2004) Enrique Browne
(Articulo publicado en la revista Vozet.15 de la Universidad Nacional del Centro Facultad de Arquitectura)